JOSÉ RAMÓN MORENO FERNÁNDEZ-FÍGARES
(Presidente de la Comisión Temática de Fesofi .
Secretario del Bureau Temático de la FIP)
(Presidente de la Comisión Temática de Fesofi .
Secretario del Bureau Temático de la FIP)
Los datos que tenemos en la Comisión Temática de Fesofi a Septiembre de 2005 indican que son más de 540 los coleccionistas temáticos españoles que se han animado a enseñar el resultado de su trabajo presentándolo en una exposición local, regional o nacional. Y no son, a pesar de su cantidad, sino la punta del Iceberg de los miles de filatelistas que de una u otra forma reúnen material sobre algún tema, aunque nunca se han decidido a montar su colección. Si tenemos en cuenta que al menos uno de cada tres de los 29.500 afiliados a las Sociedades y Clubes integrados en Fesofi, coleccionan algún tema, ya sea como primer área de interés o como una colección secundaria, nos encontraremos ya con más de 10.000 temáticos. Y eso sin contar un número indeterminado pero necesariamente grande de entre esos 400.000 españoles que compran sellos para coleccionarlos, ya sea a través del Servicio Filatélico de Correos, de los Estancos Filatélicos o de los Comercios de Filatelia, sin ser miembros de ninguna asociación.
En estas líneas voy a intentar ayudar a montar su colección a los que se les hace un mundo y no saben por donde empezar. Pero les prometo dos cosas: En primer lugar ,que el montaje de su colección temática les proporcionará muchas horas de distracción, olvidando sus problemas cotidianos. Y segundo que si se deciden a exponer su colección, el mundo de la competición, al nivel que cada uno pueda o quiera, los “enganchará” , animándolos a superarse y dándoles , junto a algún disgustillo, muchísimas satisfacciones.
Por otra parte, algunos de los ya expertos probablemente también sacarán provecho de su lectura recordando ideas y comentarios que les pueden servir para mejorar el montaje de su colección.
LAS HOJAS
Tamaño. El tamaño de las hojas nos viene dado por las dimensiones de los marcos que las van a contener en las exposiciones, y que está prácticamente unificado en unas dimensiones externas 1 metro de ancho por 1,20 metros de altura.
Ese 1 x 1,20 metros externo, se queda en 92 cms de ancho por 118 cms de alto de superficie interior útil, que es la que disponemos para exponer nuestras hojas. Los cuadros tienen cuatro soportes a 29 cms aproximadamente uno de otro, para sujetar las cuatro filas de hojas que contienen.
Esto hace que la altura de las hojas tenga que ser necesariamente de un máximo de unos 29 cms ,para que nos quepan esas cuatro filas de hojas en cada cuadro.
Sí tenemos más posibilidades de elección en cuanto a la anchura de nuestras hojas.
Las opciones más empleadas son dos:
Una es la utilización del formato estándar A-4 ( 21 x29,7cms) ,en cuyo caso expondremos cuatro hojas en
cada fila, y por tanto 16 hojas en cada cuadro. Este tamaño tiene la ventaja de poder ser utilizado en cualquier impresora de ordenador o máquina de escribir. Es el tamaño más extendido en todo el mundo.
La otra opción principal es utilizar sólo tres hojas de 31 x 29 cms por cada fila. Permite la inclusión de documentos grandes, y en general caben más piezas dentro de un marco al haber menos márgenes perdidos.
Márgenes. Es desaconsejable la utilización de hojas con los recuadros ya impresos, pues suelen tener unos márgenes muy grandes y se desaprovecha mucho espacio. De la misma forma debe evitarse la costumbre de
algunos expositores, sobre todo en épocas pasadas, de poner su nombre o el nombre de la colección en cada hoja. Se pierde un espacio precioso para poder presentar más piezas. Un margen de aproximadamente un centímetro entre el recuadro y el borde de la hoja suele ser una buena elección. También es perfectamente aceptable no poner ningún recuadro a las hojas.
Tipo de Papel. El papel no puede ser demasiado ligero pues debe soportar además de sellos, documentos más pesados. Pero al mismo tiempo tiene que tener la suficiente flexibilidad para pasar sin problemas por las impresoras de inyección de tinta, las más populares actualmente, o incluso por las máquinas de escribir. Un
grosor del papel de 175 a 225 gramos cumple con los dos requisitos.
Color. Lo que deben destacar son las piezas, por lo que el papel debe ser lo más neutro posible. Hojas blancas o de un tenue color marfil, gris o azulado, son las más adecuadas. En cualquier caso se deben evitar los colores estridentes. No es así como demostraremos la originalidad y la innovación que contiene nuestra colección.
LA ESCRITURA
El sistema actual de escritura ha pasado a ser el ordenador casi exclusivamente, por sus numerosas ventajas respecto a cualquier otro sistema. Todavía hay quien prefiere la tradicional máquina de escribir, y aunque es más laborioso y soporta menos los errores, pueden conseguirse también buenos resultados.
En cada página escribiremos el título del capítulo o subcapítulo en el que nos encontramos, con mayúsculas o con un tipo de letra mayor que el del texto temático.
Cuando en la hoja haya alguna pieza con un particular interés filatélico (no tiene que ser una gran rareza), es importante que demostremos nuestra investigación y nuestros conocimientos filatélicos describiendo esa pieza.
Para ello, utilizaremos un tipo de letra diferente, que distinga claramente este texto filatélico del texto temático.
Por lo que se refiere al color de los textos, el negro domina claramente. Algunos marrones oscuros dan un excelente aspecto sobre hojas de color marfil. También hay quien prefiere el gris oscuro al negro. De cualquier forma , y como veíamos al tratar del de las hojas, están completamente desaconsejados los colores chillones.
Para destacar algún detalle de una pieza, que de otra forma podría pasar desapercibido, pueden utilizarse unas discretas flechitas negras, transferibles, que en cualquier caso utilizaremos con moderación.
Una vez que tenemos preparadas las hojas y el sistema de escritura, pasaremos ya a la selección del material y a su colocación en las hojas.
LA SELECCIÓN DEL MATERIAL. Cuando hemos separado el material de cada capítulo, en distintas cajas, ya observamos que hay piezas que pueden tener su sitio perfectamente correcto en más de un lugar de la colección. Para sacar el mejor provecho de ésta situación, una práctica eficaz es colocar la pieza original en uno de los capítulos en que tiene encaje y poner unas pequeñas tarjetitas con una breve descripción de la pieza y el lugar en que se encuentra el original, en los compartimentos de los otros capítulos. Así cuando nos encontremos en un estado más avanzado de la selección podremos decidir con más elementos de juicio en qué lugar nos va a convenir colocarla.
Se hará evidente, lo que ya sospechábamos. Que mientras de algunos capítulos tenemos un exceso de material ,de otros apenas contamos con unas pocas piezas.
Esto nos puede llevar a modificar el enfoque que queríamos dar a nuestro tema originariamente, titulando la colección de un modo diferente al previsto para que el plan y por consiguiente la colección recoja unos aspectos de nuestro tema y no aquellos que no podríamos cubrir adecuadamente con el material que tenemos. Estas son unas consideraciones clave para el posterior desarrollo de la colección.
No forcemos artificialmente nuestra historia. Simplemente cambiemos la historia por otra.
Cuando pasemos a una selección de los subcapítulos y los apartados, preformando ya las hojas en clasificadores, nos haremos ésta pregunta ¿Tiene ésta pieza una relación directa con el pasaje que va a representar? Y ésta otra. ¿Qué añade desde el punto de vista temático a lo que ya hemos seleccionado? Evitemos las repeticiones. No se justifica incluir las series completas con la misma imagen y/o texto, en las que sólo cambia el valor, por estética. Lo mismo es aplicable a los bloques de cuatro que no tengan ninguna particularidad.
Son claramente preferibles los sobres realmente circulados a los matasellados de favor. Y por supuesto si tenemos algunos certificados, muchísimo mejor. Se evitará en lo posible el uso de sobres con ilustraciones privadas.
Cuando tengamos gran abundancia de piezas para describir un mismo punto, aunque nos resulte doloroso tenemos que elegir y quedarnos con aquéllas que mejor lo describen desde el punto de vista temático y que más calidad filatélica tienen en caso de representarlo de una forma similar.
En éstos casos hay que rechazar la tentación de inflar los capítulos de los que tenemos exceso de material, pues la colección quedaría desequilibrada, con unos capítulos con muchas hojas y otros con muy pocas.
LA PREPARACIÓN DE LAS PIEZAS. Si vamos a presentar nuestra colección en Exposiciones, debemos proteger el material. Las colecciones están sujetas a una larga serie de manipulaciones desde que salen de nuestra casa hasta que vuelven a ella. Y si bien es cierto que tanto los Comisarios a los que las encomendamos como los equipos de montaje de las exposiciones suelen ser cuidadosos y es realmente excepcional que se produzcan incidencias desagradables, es muy conveniente que apliquemos las mejores medidas de protección.
Está completamente extendida la utilización de estuches para los sellos, de diversos materiales transparentes, con el fondo igualmente transparente, o con mayor frecuencia negro. Estos estuches suelen venderse en tiras que con la ayuda de una pequeña guillotina cortamos a la medida del sello, dejando un pequeño margen que resaltará al sello, como haciéndole de marco.
No intentemos ahorrar unos pocos euros comprando estuches de plástico de baja calidad con el riesgo de que se deterioren las piezas. Un aspecto que con frecuencia no se tiene en cuenta es utilizar estuches cerrados por arriba y por abajo (la abertura además de las laterales está en el dorso). Nos garantiza que no se van a mover los sellos incluso si en alguno de los trayectos las hojas van invertidas. Con los que sólo van cerrados en su base, con frecuencia aparecen en las vitrinas de la exposición desplazados, dando una mala impresión y corriendo el peligro de que algún sello se salga completamente y pueda perderse.
Por lo que se refiere a los documentos, sobres, entero postales, carnés etc., lo más habitual es colocarlos directamente sobre las hojas, y para guardar la homogeneidad de presentación con los sellos, dibujarles un recuadro alrededor, de un grosor similar al “marco” que forman los estuches de los sellos. Por cierto, esos marcos deben ser discretos. Se presentan algunas colecciones con bordes negros tan grandes ¡que parecen que están de luto!
Para sujetarlos a las hojas, nos proveeremos de las cantoneras adhesivas de las fotografías de álbumes tradicionales. No siempre son fáciles de encontrar, pero dan un inmejorable resultado Hay quien sólo coloca dos en vértices opuestos y quien prefiere asegurar las cuatro esquinas del documento.
Otros sistemas son envolver la pieza en un material transparente o emplear estuches como los de los sellos ,con el inconveniente en éste caso de que difícilmente se ajustarán con exactitud a las dimensiones de los documentos.
Una vez que el material está fijado a las hojas, las meteremos en fundas protectoras, obligatorias para poder exponer. Sus dimensiones deben ser lo más
ajustadas posible a las de las hojas que van a contener y elegiremos unas que sean consistentes.
Y ahora ya nos disponemos a situar en las hojas esas piezas.
La diversidad de material con que nos vamos a encontrar al montar nuestra colección temática, es una posibilidad más para permitir expresar nuestros gustos y nuestra personalidad en la colección.
Hay una tendencia bastante generalizada a situar el centro de gravedad del conjunto de las piezas en la mitad inferior de la página . Es decir, situando abajo los elementos más “pesados” ,cartas y documentos, y los más “ligeros” , los sellos, en la parte alta de la hoja.
No debemos dejar que ese criterio ni ninguna otra consideración estética, altere el orden de la secuencia temática. El “hilo conductor” del desarrollo tiene que estar siempre presente en nuestro montaje y no debe verse alterado por la búsqueda de un mejor aspecto de la hoja.
Cuando nos encontramos con sobres , entero-postales u otros documentos de mayores dimensiones, y estamos empleando hojas de tamaño A-4 o similares, lo inmediato es colocar dos en cada hoja. Simple pero por supuesto perfectamente correcto.
En nuestra intención de incluir más piezas en la hoja, no debemos sobreponer los documentos. Independientemente de que no da buena impresión una hoja recargada, en general es recomendable no solaparlos. Hay que buscar un equilibrio entre hojas recargadas y hojas demasiado vacías. Cuando por necesidades del desarrollo debemos incluir más documentos de los que caben en la página, nos vemos obligados a hacer “ventanas”. Se trata de practicar una incisión vertical, horizontal, o las dos en la hoja, ocultando así la parte del sobre que no consideramos imprescindible mostrar.
Los enteros-postales se presentan con el original mostrando la cara de la ilustración y poniendo una fotocopia reducida al menos al 75% de la parte en la que aparece el sello impreso. Visitantes y jurados verán inmediatamente que se trata de enterospostales y no de simples tarjetas postales.
El estudio y la investigación que hemos realizado tenemos que plasmarlo en las hojas mediante el texto temático para “Ilustrar la secuencia lógica del desarrollo, conectando las piezas mostradas” y mediante el texto filatélico para “reseñar características filatélicas especialmente interesantes que puedan poseer determinadas piezas”.
¿Cuánto texto y donde los situamos?. El sentido común y las necesidades del desarrollo nos deben dar un equilibrio en cuanto a la cantidad entre dos extremos igualmente desaconsejables: Hojas prácticamente vacías y otras atiborradas de texto. Hasta hace unos años se tendía a situar el texto en un solo bloque.
La mejora del desarrollo de las colecciones fue exigiendo situar el texto más cerca de las piezas a las que se refieren.
Es más laborioso, pero el seguimiento del desarrollo de la colección gana enormemente.
Vemos además cómo no hay que preocuparse porque la secuencia de nuestra colección nos lleve a situar en una misma hoja magníficas piezas clásicas junto a sellos recién emitidos.
El resultado es excelente en todos los aspectos y además hemos colocado cada pieza donde nos pedía “la historia” que estamos contando.
SI y NO.En ésta ilustración hay aciertos y errores. El texto filatélico se distingue claramente del temático. En este caso se ha utilizado un tipo de letra diferente y además un tamaño también distinto. No es adecuado sin embargo el contenido del texto temático , por su falta de relación con la pieza que describe. Habla de los “túnales de prueba para las velas”, que no concuerda con ni con la imagen ni con la explicación impresa en el carnet.
“Todas las afirmaciones que se expresen han de estar respaldadas por piezas filatélicas temáticamente apropiadas”. También éste es un aspecto en el que la moderna filatelia temática ha avanzado muchísimo. Afirmaciones poco relacionadas con las piezas expuestas, que hace diez años pasaban perfectamente incluso en colecciones del más alto nivel, no consiguen ya obtener buenas puntuaciones
en tratamiento y en conocimiento temático.
Aunque el Español es una de las lenguas oficiales de la Federación Internacional de Filatelia (FIP), junto al Inglés, Francés, Alemán y Ruso, a los coleccionistas que quieran participar en exposiciones internacionales se les recomienda escribir sus textos, no ya en una cualquiera de éstas lenguas, sino en Inglés. Por lo menos el Plan deberíamos presentarlo en Inglés o bilingüe español-inglés.
En estas líneas voy a intentar ayudar a montar su colección a los que se les hace un mundo y no saben por donde empezar. Pero les prometo dos cosas: En primer lugar ,que el montaje de su colección temática les proporcionará muchas horas de distracción, olvidando sus problemas cotidianos. Y segundo que si se deciden a exponer su colección, el mundo de la competición, al nivel que cada uno pueda o quiera, los “enganchará” , animándolos a superarse y dándoles , junto a algún disgustillo, muchísimas satisfacciones.
Por otra parte, algunos de los ya expertos probablemente también sacarán provecho de su lectura recordando ideas y comentarios que les pueden servir para mejorar el montaje de su colección.
LAS HOJAS
Tamaño. El tamaño de las hojas nos viene dado por las dimensiones de los marcos que las van a contener en las exposiciones, y que está prácticamente unificado en unas dimensiones externas 1 metro de ancho por 1,20 metros de altura.
Ese 1 x 1,20 metros externo, se queda en 92 cms de ancho por 118 cms de alto de superficie interior útil, que es la que disponemos para exponer nuestras hojas. Los cuadros tienen cuatro soportes a 29 cms aproximadamente uno de otro, para sujetar las cuatro filas de hojas que contienen.
Esto hace que la altura de las hojas tenga que ser necesariamente de un máximo de unos 29 cms ,para que nos quepan esas cuatro filas de hojas en cada cuadro.
Sí tenemos más posibilidades de elección en cuanto a la anchura de nuestras hojas.
Las opciones más empleadas son dos:
Una es la utilización del formato estándar A-4 ( 21 x29,7cms) ,en cuyo caso expondremos cuatro hojas en
cada fila, y por tanto 16 hojas en cada cuadro. Este tamaño tiene la ventaja de poder ser utilizado en cualquier impresora de ordenador o máquina de escribir. Es el tamaño más extendido en todo el mundo.
Hoja de tamaño estándar A-4 (21 x 29,7 cms)
La otra opción principal es utilizar sólo tres hojas de 31 x 29 cms por cada fila. Permite la inclusión de documentos grandes, y en general caben más piezas dentro de un marco al haber menos márgenes perdidos.
Márgenes. Es desaconsejable la utilización de hojas con los recuadros ya impresos, pues suelen tener unos márgenes muy grandes y se desaprovecha mucho espacio. De la misma forma debe evitarse la costumbre de
algunos expositores, sobre todo en épocas pasadas, de poner su nombre o el nombre de la colección en cada hoja. Se pierde un espacio precioso para poder presentar más piezas. Un margen de aproximadamente un centímetro entre el recuadro y el borde de la hoja suele ser una buena elección. También es perfectamente aceptable no poner ningún recuadro a las hojas.
Tipo de Papel. El papel no puede ser demasiado ligero pues debe soportar además de sellos, documentos más pesados. Pero al mismo tiempo tiene que tener la suficiente flexibilidad para pasar sin problemas por las impresoras de inyección de tinta, las más populares actualmente, o incluso por las máquinas de escribir. Un
grosor del papel de 175 a 225 gramos cumple con los dos requisitos.
Color. Lo que deben destacar son las piezas, por lo que el papel debe ser lo más neutro posible. Hojas blancas o de un tenue color marfil, gris o azulado, son las más adecuadas. En cualquier caso se deben evitar los colores estridentes. No es así como demostraremos la originalidad y la innovación que contiene nuestra colección.
LA ESCRITURA
El sistema actual de escritura ha pasado a ser el ordenador casi exclusivamente, por sus numerosas ventajas respecto a cualquier otro sistema. Todavía hay quien prefiere la tradicional máquina de escribir, y aunque es más laborioso y soporta menos los errores, pueden conseguirse también buenos resultados.
Hoja de 31 x 29 cms. Permite la inclusión de documentos
de grandes dimensiones. Los títulos y el texto temático
tienen distinto tamaño. Para el texto filatélico se utiliza un
tipo de letra diferente.
de grandes dimensiones. Los títulos y el texto temático
tienen distinto tamaño. Para el texto filatélico se utiliza un
tipo de letra diferente.
En cada página escribiremos el título del capítulo o subcapítulo en el que nos encontramos, con mayúsculas o con un tipo de letra mayor que el del texto temático.
Cuando en la hoja haya alguna pieza con un particular interés filatélico (no tiene que ser una gran rareza), es importante que demostremos nuestra investigación y nuestros conocimientos filatélicos describiendo esa pieza.
Para ello, utilizaremos un tipo de letra diferente, que distinga claramente este texto filatélico del texto temático.
Por lo que se refiere al color de los textos, el negro domina claramente. Algunos marrones oscuros dan un excelente aspecto sobre hojas de color marfil. También hay quien prefiere el gris oscuro al negro. De cualquier forma , y como veíamos al tratar del de las hojas, están completamente desaconsejados los colores chillones.
Para destacar algún detalle de una pieza, que de otra forma podría pasar desapercibido, pueden utilizarse unas discretas flechitas negras, transferibles, que en cualquier caso utilizaremos con moderación.
Una vez que tenemos preparadas las hojas y el sistema de escritura, pasaremos ya a la selección del material y a su colocación en las hojas.
LA SELECCIÓN DEL MATERIAL. Cuando hemos separado el material de cada capítulo, en distintas cajas, ya observamos que hay piezas que pueden tener su sitio perfectamente correcto en más de un lugar de la colección. Para sacar el mejor provecho de ésta situación, una práctica eficaz es colocar la pieza original en uno de los capítulos en que tiene encaje y poner unas pequeñas tarjetitas con una breve descripción de la pieza y el lugar en que se encuentra el original, en los compartimentos de los otros capítulos. Así cuando nos encontremos en un estado más avanzado de la selección podremos decidir con más elementos de juicio en qué lugar nos va a convenir colocarla.
Se hará evidente, lo que ya sospechábamos. Que mientras de algunos capítulos tenemos un exceso de material ,de otros apenas contamos con unas pocas piezas.
Esto nos puede llevar a modificar el enfoque que queríamos dar a nuestro tema originariamente, titulando la colección de un modo diferente al previsto para que el plan y por consiguiente la colección recoja unos aspectos de nuestro tema y no aquellos que no podríamos cubrir adecuadamente con el material que tenemos. Estas son unas consideraciones clave para el posterior desarrollo de la colección.
No forcemos artificialmente nuestra historia. Simplemente cambiemos la historia por otra.
Cuando pasemos a una selección de los subcapítulos y los apartados, preformando ya las hojas en clasificadores, nos haremos ésta pregunta ¿Tiene ésta pieza una relación directa con el pasaje que va a representar? Y ésta otra. ¿Qué añade desde el punto de vista temático a lo que ya hemos seleccionado? Evitemos las repeticiones. No se justifica incluir las series completas con la misma imagen y/o texto, en las que sólo cambia el valor, por estética. Lo mismo es aplicable a los bloques de cuatro que no tengan ninguna particularidad.
El sello precedente a la primera emisión de Adén, tiene la misma imagen que el resto de la serie. Solo se ha colocado el de 10r. que es con mucha diferencia el más raro de la emisión.
Cuando tengamos gran abundancia de piezas para describir un mismo punto, aunque nos resulte doloroso tenemos que elegir y quedarnos con aquéllas que mejor lo describen desde el punto de vista temático y que más calidad filatélica tienen en caso de representarlo de una forma similar.
En éstos casos hay que rechazar la tentación de inflar los capítulos de los que tenemos exceso de material, pues la colección quedaría desequilibrada, con unos capítulos con muchas hojas y otros con muy pocas.
LA PREPARACIÓN DE LAS PIEZAS. Si vamos a presentar nuestra colección en Exposiciones, debemos proteger el material. Las colecciones están sujetas a una larga serie de manipulaciones desde que salen de nuestra casa hasta que vuelven a ella. Y si bien es cierto que tanto los Comisarios a los que las encomendamos como los equipos de montaje de las exposiciones suelen ser cuidadosos y es realmente excepcional que se produzcan incidencias desagradables, es muy conveniente que apliquemos las mejores medidas de protección.
Está completamente extendida la utilización de estuches para los sellos, de diversos materiales transparentes, con el fondo igualmente transparente, o con mayor frecuencia negro. Estos estuches suelen venderse en tiras que con la ayuda de una pequeña guillotina cortamos a la medida del sello, dejando un pequeño margen que resaltará al sello, como haciéndole de marco.
No intentemos ahorrar unos pocos euros comprando estuches de plástico de baja calidad con el riesgo de que se deterioren las piezas. Un aspecto que con frecuencia no se tiene en cuenta es utilizar estuches cerrados por arriba y por abajo (la abertura además de las laterales está en el dorso). Nos garantiza que no se van a mover los sellos incluso si en alguno de los trayectos las hojas van invertidas. Con los que sólo van cerrados en su base, con frecuencia aparecen en las vitrinas de la exposición desplazados, dando una mala impresión y corriendo el peligro de que algún sello se salga completamente y pueda perderse.
Por lo que se refiere a los documentos, sobres, entero postales, carnés etc., lo más habitual es colocarlos directamente sobre las hojas, y para guardar la homogeneidad de presentación con los sellos, dibujarles un recuadro alrededor, de un grosor similar al “marco” que forman los estuches de los sellos. Por cierto, esos marcos deben ser discretos. Se presentan algunas colecciones con bordes negros tan grandes ¡que parecen que están de luto!
Para sujetarlos a las hojas, nos proveeremos de las cantoneras adhesivas de las fotografías de álbumes tradicionales. No siempre son fáciles de encontrar, pero dan un inmejorable resultado Hay quien sólo coloca dos en vértices opuestos y quien prefiere asegurar las cuatro esquinas del documento.
Otros sistemas son envolver la pieza en un material transparente o emplear estuches como los de los sellos ,con el inconveniente en éste caso de que difícilmente se ajustarán con exactitud a las dimensiones de los documentos.
Una vez que el material está fijado a las hojas, las meteremos en fundas protectoras, obligatorias para poder exponer. Sus dimensiones deben ser lo más
ajustadas posible a las de las hojas que van a contener y elegiremos unas que sean consistentes.
Y ahora ya nos disponemos a situar en las hojas esas piezas.
La diversidad de material con que nos vamos a encontrar al montar nuestra colección temática, es una posibilidad más para permitir expresar nuestros gustos y nuestra personalidad en la colección.
Hay una tendencia bastante generalizada a situar el centro de gravedad del conjunto de las piezas en la mitad inferior de la página . Es decir, situando abajo los elementos más “pesados” ,cartas y documentos, y los más “ligeros” , los sellos, en la parte alta de la hoja.
Hoja con el documento conteniendo un franqueo mecánico
debajo de las piezas más “ligeras”, los sellos
debajo de las piezas más “ligeras”, los sellos
No debemos dejar que ese criterio ni ninguna otra consideración estética, altere el orden de la secuencia temática. El “hilo conductor” del desarrollo tiene que estar siempre presente en nuestro montaje y no debe verse alterado por la búsqueda de un mejor aspecto de la hoja.
Hoja con el documento “pesado” arriba y los sellos debajo.
Daremos preferencia a los requerimientos del desarrollo sobre
las consideraciones estéticas.
Daremos preferencia a los requerimientos del desarrollo sobre
las consideraciones estéticas.
Cuando nos encontramos con sobres , entero-postales u otros documentos de mayores dimensiones, y estamos empleando hojas de tamaño A-4 o similares, lo inmediato es colocar dos en cada hoja. Simple pero por supuesto perfectamente correcto.
En nuestra intención de incluir más piezas en la hoja, no debemos sobreponer los documentos. Independientemente de que no da buena impresión una hoja recargada, en general es recomendable no solaparlos. Hay que buscar un equilibrio entre hojas recargadas y hojas demasiado vacías. Cuando por necesidades del desarrollo debemos incluir más documentos de los que caben en la página, nos vemos obligados a hacer “ventanas”. Se trata de practicar una incisión vertical, horizontal, o las dos en la hoja, ocultando así la parte del sobre que no consideramos imprescindible mostrar.
Los enteros-postales se presentan con el original mostrando la cara de la ilustración y poniendo una fotocopia reducida al menos al 75% de la parte en la que aparece el sello impreso. Visitantes y jurados verán inmediatamente que se trata de enterospostales y no de simples tarjetas postales.
El estudio y la investigación que hemos realizado tenemos que plasmarlo en las hojas mediante el texto temático para “Ilustrar la secuencia lógica del desarrollo, conectando las piezas mostradas” y mediante el texto filatélico para “reseñar características filatélicas especialmente interesantes que puedan poseer determinadas piezas”.
¿Cuánto texto y donde los situamos?. El sentido común y las necesidades del desarrollo nos deben dar un equilibrio en cuanto a la cantidad entre dos extremos igualmente desaconsejables: Hojas prácticamente vacías y otras atiborradas de texto. Hasta hace unos años se tendía a situar el texto en un solo bloque.
Es más laborioso, pero el seguimiento del desarrollo de la colección gana enormemente.
Vemos además cómo no hay que preocuparse porque la secuencia de nuestra colección nos lleve a situar en una misma hoja magníficas piezas clásicas junto a sellos recién emitidos.
El resultado es excelente en todos los aspectos y además hemos colocado cada pieza donde nos pedía “la historia” que estamos contando.
SI y NO.En ésta ilustración hay aciertos y errores. El texto filatélico se distingue claramente del temático. En este caso se ha utilizado un tipo de letra diferente y además un tamaño también distinto. No es adecuado sin embargo el contenido del texto temático , por su falta de relación con la pieza que describe. Habla de los “túnales de prueba para las velas”, que no concuerda con ni con la imagen ni con la explicación impresa en el carnet.
“Todas las afirmaciones que se expresen han de estar respaldadas por piezas filatélicas temáticamente apropiadas”. También éste es un aspecto en el que la moderna filatelia temática ha avanzado muchísimo. Afirmaciones poco relacionadas con las piezas expuestas, que hace diez años pasaban perfectamente incluso en colecciones del más alto nivel, no consiguen ya obtener buenas puntuaciones
en tratamiento y en conocimiento temático.
Aunque el Español es una de las lenguas oficiales de la Federación Internacional de Filatelia (FIP), junto al Inglés, Francés, Alemán y Ruso, a los coleccionistas que quieran participar en exposiciones internacionales se les recomienda escribir sus textos, no ya en una cualquiera de éstas lenguas, sino en Inglés. Por lo menos el Plan deberíamos presentarlo en Inglés o bilingüe español-inglés.
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