Por Ramón Cobo Huici
Quizás los billetes y pruebas de la serie del 18 de julio de 1937 sean unos de los más deseados por los coleccionistas de las emisiones del Estado Español por su extrema rareza, y al mismo tiempo son unos de los más desconocidos ya que los catálogos no han conseguido referencias válidas por la escasez de ejemplares, hasta el punto que los ejemplares tipo faltan en la colección del Banco de España y sólo poseen pruebas de dos de los valores.
La historia de las dificultades que tuvo la emisión se puede encontrar en los catálogos del Banco de España y se han comentado en revistas especializadas. Como recordatorio, exponemos muy brevemente, las dificultades de la impresión.
Una vez iniciada la Guerra Civil los dos oponentes se encontraron con el problema de la fabricación de papel moneda, especialmente el bando de los sublevados, puesto que necesitaban, ineludiblemente, distinguir sus billetes de los del enemigo, ya que en los mercados internacionales la cotización de ambas monedas era muy diferente y el recurso del sellado como diferenciación de billetes nacionales y republicanos ponía en peligro la economía de la zona “Nacional”, ya que empezaron a aparecer en el mercado financiero de Londres, sellos falsificados, falsificación hecha por el propio gobierno republicano que así conseguía una revalorización importante de su moneda.
Las necesidades de billetes del Gobierno republicano se solucionaron con sucesivas contrataciones a los proveedores habituales, Bradbury y De La Rue. La firma británica De la Rue estuvo fabricando billetes para la República hasta el último momento de la guerra, el 100 pesetas Dama de Elche no pudo enviarse a la Península al estar la guerra prácticamente finalizada y Bradbury empezó la fabricación de la serie “F” del 100 pesetas de Felipe II el 31 de enero del 38, y aún hizo, posteriormente, la serie “G”, es decir, también fabricó para la República hasta el último momento.
Al Banco de España de Burgos no le quedó más recurso que apoyarse en los fabricantes de Alemania e Italia, países afines ideológicamente con el gobierno del general Franco. Los italianos tenían una gran ventaja sobre los alemanes: eran muchísimo más baratos. A pesar de ello, la primera emisión se encargó a Alemania el 21 de noviembre de 1936; pero la segunda, en fecha 8 de julio de 1937, se adjudicó a Coen y Cartevalori.
El gran problema de Cartevalori era que nunca había fabricado billetes bancarios, por lo que su línea de producción debió de adaptarse a esta labor, lo que originó retrasos en el suministro, al encontrase con graves dificultades: no fueron solamente el problema técnico de fabricación, que consiguieron resolver, sino el de preservación de los billetes fabricados para evitar robos y falsificaciones.
El tema de evitar el conocimiento material del billete antes de la puesta en circulación es esencial, ya que la puesta en circulación de una falsificación al mismo tiempo que la legal es garantía de éxito ya que los receptores no conocen bien los auténticos y los falsos se aceptan con facilidad. El caso es que se fabricaron, y numeraron los billetes de 25, 100 y 1.000 pesetas de la emisión del 18 de julio de 1937, pero antes de que se pusieran en circulación, apareció uno de 25 pesetas en Bilbao y otro de 100 pesetas en Irún. El Banco de España obligó a quemar la emisión, cosa que se hizo, según el Banco de España en la sucursal de Soria.
Estos problemas llevaron a un contencioso económico al Banco y a Cartevalori que no se solucionó hasta 1957, eso sí, pagando el Banco de España, a pesar de que había cedido que la casa impresora hiciese las emisiones de 1 y 2 pesetas y la emisión de 1940.
Dada su rareza comentaremos lo que conocemos de esta emisión. La emisión encargada constaba de los valores habituales de 25, 50, 100, 500 y 1.000 pesetas.
Valor 25 pesetas: Anverso Cristóbal Colón y carabelas; reverso desembarco en América:
Conocemos un único ejemplar completo numerado, A 6.531.323. Al creer que nunca ha sido publicado indicamos que la numeración es doble, únicamente en el anverso, en color negro y con el mismo tipo de dígitos que los empleados en la emisión de enero de 1940.
Existe, al menos, una prueba completa, efectuada en papel de la emisión, sin numerar, no publicada y que ahora presentamos.
Sabemos de la existencia de tres pruebas de anverso, una con los colores adoptados y dos con “las carabelas” en color azul y el busto marrón obscuro y dos de reverso: una con la impresión definitiva y otra con la orla de color marrón granate y la viñeta marrón obscuro.
Existe, al menos, una prueba completa, efectuada en papel de la emisión, sin numerar, no publicada y que ahora presentamos.
Sabemos de la existencia de tres pruebas de anverso, una con los colores adoptados y dos con “las carabelas” en color azul y el busto marrón obscuro y dos de reverso: una con la impresión definitiva y otra con la orla de color marrón granate y la viñeta marrón obscuro.
Las imágenes del reverso del billete de este valor que figuran en los catálogos más reconocidos, están hechas a partir de fotocopias de este billete numerado y las del anverso corresponden a una prueba de anverso.
Valor 50 pesetas: Anverso Alfonso VIII, reverso batalla de Las Navas de Tolosa.
Los motivos que deberían figurar en el billete se conocen a través de las instrucciones de fabricación del Banco de España, pero no conocemos ninguna prueba del mismo. El Banco indica que no se llegó a fabricar; a pesar de ello no sería impensable que en algún momento apareciese una prueba ya que es extraño que teniendo la impresión de tres billetes tan adelantada, no se hubiesen efectuado pruebas de los otros valores.
Valor 100 pesetas: Anverso general Castaños, reverso batalla de Bailén.
Únicamente conocemos un billete numerado A 8.494.033 subastado hace pocos años. Este billete se encuentra muy restaurado ya que presentaba dos grandes agujeros producidos por quemaduras, lo que, en principio, avala la noticia de la quema y la posibilidad de un rescate in extremis del ejemplar.Conocemos tres pruebas. La primera, en la colección del Banco de España, impresa con los colores definitivos y otras dos efectuadas a partir de pruebas de anverso y reverso pegadas entre si y con los colores no adoptados. Curiosamente estas tres pruebas van numeradas en el reverso, números S 0210, V 0755 y 000227, con tipos de dígitos no empleados por Coen, lo que nos hace pensar que son numeraciones espurias efectuadas con posterioridad.
También se conoce un anverso con el medallón marrón y el escudo azul, un reverso marrón granate y la viñeta marrón obscuro, y otros dos reversos con los colores adoptados.
Valor 500 pesetas: Anverso D. Juan de Austria, reverso batalla de Lepanto.
Según los datos del Banco de España estos billetes no llegaron a producirse pero si se conoce una prueba de anverso de color marrón granate, medallón marrón obscuro y el triunfo central en azul. Únicamente poseemos una fotocopia antigua del ejemplar, que presentamos a continuación ya que tampoco la hemos visto publicada.
El catálogo Edifil presenta la prueba de anverso de un billete de 500 pesetas con la imagen de Isabel I que, por su tipología y composición, opinamos no tiene relación alguna con esta emisión de Coen.
Valor 1.000 pesetas: Anverso Álvaro de Bazán, reverso batalla de Lepanto
El 20 de agosto de 1938 Cartevalori comunica al Banco de España que no está satisfecha con los billetes fabricados de 1.000 pesetas y propone efectuar un nuevo modelo. Se desconoce las características de este modelo rechazado, pero puede pensarse que podía corresponderse con esta prueba ya que está fechada el 18 de julio de 1937. En cualquier caso, el motivo del diseño encaja perfectamente en el conjunto pero su composición no es acorde con los restantes billetes, por lo que deducimos que es anterior a ellos y previo al adoptado con la imagen de Carlos I.
Valor 1.000 pesetas: Anverso Carlos I, reverso batalla de Pavía.
Al igual que en los valores de 25 y 100 pesetas sólo se conoce un ejemplar numerado, A 3.684.421, numeración doble en anverso y con la misma tipología que los restantes de la emisión.
Se conoce dos ejemplares numerados con triple numeración en anverso, de color rojo, pero dicha numeración sólo puede comprenderse como una prueba, ya que ni por tipología de los dígitos, color y diseño encaja con ninguno de los billetes impresos por Coen para el Banco de España.
Conocemos, al menos 8 ejemplares completos, los anteriormente mencionados, y cinco sin numerar, pruebas del billete, por lo que se puede considerar, desde el punto de vista coleccionista, como el más frecuente de la emisión, aunque dos de ellos se encuentran en colecciones estatales.
Se conoce dos ejemplares numerados con triple numeración en anverso, de color rojo, pero dicha numeración sólo puede comprenderse como una prueba, ya que ni por tipología de los dígitos, color y diseño encaja con ninguno de los billetes impresos por Coen para el Banco de España.
Conocemos, al menos 8 ejemplares completos, los anteriormente mencionados, y cinco sin numerar, pruebas del billete, por lo que se puede considerar, desde el punto de vista coleccionista, como el más frecuente de la emisión, aunque dos de ellos se encuentran en colecciones estatales.
Existe una prueba de anverso y reverso con orlas en verde, otra de la calcografía del anverso en negro y otro juego cuyos colores desconocemos.
Como vemos, los motivos de los diseños se han efectuado de acuerdo con el espíritu político imperante en ese momento, personajes históricos ligados al pasado “glorioso” de España y a los hechos en los que intervinieron, propio de la ideología del primer franquismo.
Es muy curioso que todos los ejemplares de los billetes y pruebas completas se encuentren con señales de uso continuado, sucios y con dobleces, como si hubiesen circulado durante bastante tiempo, cosa impensable dado que no se llegaron a emitir. No somos capaces de esbozar ninguna hipótesis que permita aclarar las razones de este deterioro tan particular ya que, claramente, no es un problema de mala conservación.
Excelente artículo Sr Cobo
ResponderEliminarIlustrativo articulo, usted si que sabe Sr. Cobo.
ResponderEliminarFelicidades.