Un centavo de 1856 de la Guayana Británica ,"Negro sobre Magenta", es considerado el sello más raro del mundo, y hasta hace muy poco el más caro. Consiste en un sello rectangular de tinta negra impresa en papel color magenta con las esquinas cortadas, resultando de forma octogonal.
En el siglo XIX, los sellos de la Guayana Británica eran impresos por la firma británica, Waterlow & Sons. A principios de 1856, el stock de sellos se agotó antes del envío desde Inglaterra. El jefe de correos de la Guayana Británica ETE Dalton, necesita sellos a toda prisa por lo que pidió la firma de José William Baum y Dallas, imprimir con toda emergencia sellos de 1 y 4 céntimos, sellos para impresos y los de 4 centavos para las cartas. Su diseño una embarcación, y el lema en latín de la colonia, "Damus Petimus Que Vicissim" (Damos y pedimos a cambio), que simbolizaba a la colonia. Dado que la calidad era muy pobre el jefe de correos, para evitar su falsificación, pidió a los trabajadores de la oficina de correos que los sellos fuesen firmados con sus iniciales antes de venderlos, como medida de seguridad. (Iniciales conocidas son "ETED" de Dalton, "EDW" de Wight ", WHL" para Lortimer y "CAW" de Watson).
Por su limitada tirada y uso más bien local, estos sellos, pasaron muy desapercibidos ante la comunidad internacional. Además en el momento de su emisión, el coleccionismo de sellos era prácticamente nulo en Guayana Británica. El sello de 1 ct. Que servía para franquear impresos, generalmente, una vez leído el diario o boletín, se iba a la basura con el sello aún adherido.
En 1873, Vernon Vaugham, un escolar de 12 años, coleccionista y residente en Georgetown, encontró un sello de 1 ct. entre unos papeles de la familia. Éste se encontraba en muy mal estado y manchado, con las esquinas recortadas y algo dañado. Se encontraba adherido a un fragmento y matasellado el 4 de Abril de 1856. Tenía las iniciales firmadas E.D.W. El joven lavó y despegó el sello y lo mantuvo en su colección, es el único ejemplar que se conserva.
Con el tiempo lo vendió al coleccionista local N.R. McKinnon por 6 chelines, con la idea de conseguir dinero para comprar otros sellos que le interesaban más. Cinco años más tarde McKinnon vendió toda su colección a su amigo Wylie Hill de Glasgow, Escocia.
Cuando éste último decidió vender su colección, recurrió al comerciante londinense Edward Pemberton para que la evaluarla. Pemberton identificó el sello de 1 ct. magenta como pieza rara, de la que no habían referencias. Con estos antecedentes, Wylie Hill decidió vender el sello al comerciante de Liverpool Thomas Ridpath en 120 libras . Este contacta con el coleccionista más importante y conocido de su tiempo: Philippe A.von Ferrari de la Renotiére y le vende el sello por 150 libras esterlinas.
Aquí comienza la época en que este sello se transforma en una de las joyas de la filatelia mundial. Ferrari nunca se deshizo de él. A su muerte en 1917 la colección fue subastada en varias etapas. Este sello salió a la venta en 1922 y alcanzó el precio más alto pagado hasta entonces: 7.343 libras . Que lo compró el coleccionista y millonario Arthur Hind.
A la muerte de Hind en 1933, su colección fue subastada como parte del proceso de reparto de su herencia entre los herederos. Su viuda alegó que el sello de Guayana Británica no era parte del legado pues le había sido obsequiado a ella por el propio Hind, como regalo personal y el sello permaneció en su poder hasta 1940, cuando fue vendido a Frederick Small de Florida en una suma que se estima entre 50.000 y 75.000 dólares.
Nada más se supo de él hasta que reaparece en 1970 en una subasta de la casa Robert A. Siegel de Nueva York, siendo adquirido por Irwin Weinberg por 240.000 dólares. En 1980, el sello sale de nuevo a subasta y los 935.000 dólares. Con este precio el sello entró en una de las mayores colecciones de los últimos tiempos, la de John E. du Pont, millonario heredero de la firma Dupont.
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