viernes, 11 de octubre de 2013

Puentes de España

Fecha de emisión: 09/10/2013
Tirada: 260,000 de cada uno


PUENTE DE FRIAS (BURGOS)
  
El Puente de Frías, en la localidad burgalesa del mismo nombre, es uno de los puentes fortificados más significativos y mejor conservados de España. Se levanta sobre el río Ebro, con 143 metros de largo y 3,45 metros de ancho. En su origen fue romano y por él pasaba la calzada que unía la Meseta con Cantabria. En la Edad Media fue reconstruido sobre los restos de la época romana y ya en el siglo XIV se le añadió la torre central para el cobro de pontazgo. En un lado de la torre se encuentra un nicho con la imagen de María y, en el lado opuesto, una puerta da acceso a una escalera de caracol para subir a la torre almenada, donde existen varias saeteras para la defensa. El puente cuenta con nueve arcos, siendo los centrales apuntados y el resto de medio punto. En los más antiguos se abren aliviaderos que aligeran el peso del puente y le dan armonía.
            La ciudad de Frías se sitúa al norte de Burgos, en la comarca de Las Merindades. De trazado medieval, conserva monumentos como el castillo, el recinto amurallado, las puertas y las casas colgadas al borde de una gran roca.  
            La hoja bloque se ilustra con un conjunto del puente y su torre central.  



PUENTE DE TOLEDO (MADRID)

Cuentan los cronistas de la villa de Madrid que desde época muy remota se construyó, sobre el humilde río Manzanares, un puente de madera para enlazar la ciudad con el camino a Toledo. Las crecidas del río lo destruyeron en varias ocasiones, dando lugar a la edificación de uno nuevo, por el arquitecto Pedro de Rivera, entre 1719 y 1732. El Puente de Toledo consta de nueve arcos de medio punto construidos con sillares de granito, sólidos contrafuertes y remates en balconcillos. En la parte central se levantan dos hornacinas de estilo churrigueresco, con las estatuas de San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. Ambas fueron realizadas por el escultor Juan Alonso Villabrille y Ron, en piedra caliza, en 1723. En cada extremo del puente se hallan sendas rampas de bajada al río que, antiguamente, daban acceso a los lavaderos y huertas. En 1992 fue declarado Bien de Interés Cultural. Tras el soterramiento de la M-30, se ha recuperado la ribera del Manzanares para uso y disfrute de los ciudadanos.
            En la hoja bloque aparece una vista frontal del puente y en el sello se enmarcan las dos  hornacinas profusamente decoradas

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